El incremento del
tráfico de personas y mercancías entre Sevilla, Triana con el Aljarafe y las
carreteras de Huelva y Extremadura, provocó el colapso del puente de Triana, a
lo que se unía sus cada vez más repetidos cierres al tráfico para tareas de
conservación y por seguridad, dado sus problemas de estabilidad y resistencia.
Para solucionar el problema se plantea la necesidad de construir un nuevo puente, el cual se situaría frente al Palacio de San Telmo. Con esta ubicación se conseguía facilitar el uso urbano de la margen derecha, donde ya se empezaba a planificar el futuro barrio de Los Remedios, y conectar entre sí las carreteras de ambas orillas (Cádiz-Córdoba-Málaga-Madrid en la izquierda con Coria-Huelva-Mérida en la derecha), además de con el puerto y la zona industrial anexa.
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El Puente de San Telmo en 1931 |
Como vemos en las imágenes, inicialmente se construyó como un puente elevadizo. Reducido a partir de los
años 50 el tránsito de buques y por consiguiente la actividad portuaria y ante
el alto coste que suponía su mantenimiento y conservación, junto al intenso
tráfico que sufría el puente (20.000 vehículos diarios), en junio de 1962 se
planteó la sustitución del tramo móvil por uno fijo y el ensanche de los tramos
contiguos, lo que además permitió recuperar a la ciudad su puerto histórico.
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Plaza de Cuba, aun en construcción, desde el Puente de San Telmo |
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